Esta historia la quería haber contado hace tiempo, pero siempre había otras cosas. Los últimos días de plazo para solicitar la plaza de Winter Over para el 2013 me han dado el empujón necesario. Así pues, por si alguno está interesado todavía en pedirlo para el año que viene ¿cómo fue el proceso de selección para este puesto?
Ya he contado en alguna entrevista, pero lo reitero aquí, que la idea de pedir este puesto de trabajo no respondió a un plan meditado. No recuerdo cuándo supe de la existencia de este trabajo, pero me parecía algo fuera de mi alcance, imaginarme a la gente aislada allí en el Polo me parecía algo para super-hombres. Pero a veces la realidad supera la ficción. Mi vida personal había dado un cambio drástico unos meses antes, y mi contrato terminaba ese verano. Había mirado cosas para continuar con mi trabajo en la Universidad de Zaragoza, y tenia la opción ideal, pero un tema de incompatibilidades me impedía solicitarla. En ese estado de cierta confusión eché la solicitud para el puesto de Winter Over en el experimento IceCube, simplemente para desahogarme. Como no sabía en qué consistía el puesto y no creía ajustarme perfectamente al perfil que pedían en la web, hice hincapié en las cosas que creía eran mis puntos fuertes, pero también en mis puntos débiles. Así como en otras solicitudes uno intenta maquillar un poco sus defectos, aquí era yo el primer interesado en que conociesen esos defectos. Quieres que te cojan, pero sólo si estás preparado para el puesto, y eso era algo que no tenía nada claro antes de venir. Recuerdo que apuré las últimas horas de plazo. También recuerdo lo divertido que me resultó preparar un CV hablando de mis prácticas deportivas. Nunca hubiera imaginado que mis aficiones iban a terminar echándome un cable a la hora de encontrar trabajo. Cuando uno desea fuertemente un trabajo imagino que intenta preparar la solicitud lo mejor posible. En mi caso, no había esperanzas, así que no había tensión alguna, pero creo que en cierto modo, esa despreocupación contribuyó a que tuviesen en cuenta la solicitud.
La sorpresa vino dos o tres semanas después, a mitad de abril recibí un correo de la Universidad de Madison para concertar una entrevista telefónica, de unos 40 minutos me decían. ¿¡40 minutos hablando por teléfono en inglés?! Entonces me entraron un poco los sudores fríos, odio hablar por teléfono y mi inglés es bastante precario, así que me puse un poco nervioso. Pero pensé que era una experiencia interesante, y que en cualquier caso, iba a aprender algo.
La entrevista no duró 40 minutos, sino casi 1h30 y aunque a veces me costaba entender, se desarrolló con cierta normalidad. Al otro lado de la línea, 4 o 5 personas cada una de las cuales fue tratando un aspecto diferente. Por un lado comprueban tus conocimientos tanto de informática (Linux) como de electrónica. Cosas relativamente sencillas, en ningún caso iban a ‘pillar’ y algunas preguntas no supe responderlas, y no pasa nada. Pero la parte principal de la entrevista se centra en asegurarse de que estás al tanto de las condiciones que supuestamente te vas a encontrar. Frío extremo, semanas de oscuridad total, aislamiento. En principio, me sentía preparado para afrontar todo eso. Mi punto flaco, y mis titubeos, llegaron al plantear el tema de los conflictos personales. Efectivamente, me preguntaron cómo respondería, por ejemplo, si alguien se ponía violento conmigo. Mi naturaleza es totalmente pacífica, así que no podía decir que confrontaría a esa persona. En ese momento me surgieron dudas respecto a mi adecuación para el puesto. Me imaginé un lugar con duros hombretones de carácter agrio y fácilmente alterable y me cuestione si realmente quería encerrarme un año allí en ese ambiente. Pero bueno, les hablé de mi carácter tranquilo y conciliador. A lo largo de mi vida me he dado cuenta de que soy incapaz de enzarzarme en discusiones, así que no me ha quedado mas remedio que desarrollar una cierta capacidad para llevarme bien con todo el mundo. Y supongo que eso aquí, es una ventaja.
En fin, no terminé del todo descontento, pero sí con algunas dudas. Al menos me quedé con la experiencia de cómo es una entrevista telefónica y habiéndome conocido un poquito mejor.
Tardé más o menos un mes en volver a saber de ellos. Esta vez, un nuevo correo ¡me invitaba a visitar Madison para una entrevista personal! No te lo crees cuando recibes los billetes electrónicos. Unos cuantos trámites para conseguir la ESTA (el visado de turista; https://esta.cbp.dhs.gov/esta/) y esta vez sí, unos días leyendo sobre el experimento para intentar estar un poco preparado. Lo del visado lo tenía más fresco en su día, pero creo que siguiendo las instrucciones de la web se solicita fácilmente. En uno de los correos, mencionaron que bastaba con que fuese vestido en plan ‘business casual’. En ese momento lo interprete como informal, y me olvide del tema, pensaba ir vestido como cada día. Pero el día antes de salir me entraron las dudas, y tuve que pedir consejo y ayuda para ir a comprar ropa a toda prisa poco antes de coger el tren para Madrid. Soy un desastre. Siempre me había dado algo de reparo viajar a EEUU, pero a parte de los exhaustivos controles, no hubo contratiempos en el viaje. Y a pesar de los varios trasbordos, se me hizo relativamente corto.
En el pequeño aeropuerto de Madison me esperaba Mark, el supervisor de los Winter Over y tan cercano, que enseguida entablas amistad con él y otro candidato, Antony, un inglés afincado en Japón. Esa noche salí con él a dar una vuelta por el centro de la ciudad, que nos pareció que tenía un aire muy europeo. El día siguiente era domingo, y Mark nos llevo a navegar a uno de los lagos de la ciudad. No había navegado en mi vida, y aunque entiendes que esa es una oportunidad más de conocerte y en cierto modo, parte de la entrevista, el ambiente fue totalmente distendido. La verdad es que lo pasamos bien e hicimos buenas migas.
El lunes venía la peor parte. Durante alguna fracción de segundo antes de viajar a Madison llegué a plantearme si continuar con el proceso única y exclusivamente por mi atroz e irracional pánico a las inyecciones. Pero después de darme un par de tortas imaginarias me di cuenta de que no me quedaba más opción que hacer frente a ese temor. La cosa adquiría un cariz interesante. Enfrentarme a mis propios miedos, las relaciones personales, las pruebas médicas. Y enfrentarme a situaciones completamente nuevas para desoxidar un poco las neuronas. Una de las cosas que limita nuestra felicidad es el miedo y nuestra dificultad para adaptarnos a situaciones nuevas, así que me tomé esto como una oportunidad de despojarme de alguno de estos lastres.
El lunes por la mañana nos esperaba Anita en el hotel para llevarnos al centro médico. Unos cuantos formularios y acto seguido, el mal trago. Para calmarme un poco grabé el momento y así, mirando a través del visor de la cámara, como si se tratase de otra persona, vi llenarse los 8 botes de sangre que debían servir para analizar todo lo analizable. Además de la sangre, también recogen muestra de orina y te hacen un electrocardiograma, pero ninguna prueba de esfuerzo. Por la tarde continuó la visita con ecografías, y revisión general. La lista de pruebas y documentos que tienes que firmar te lo envían antes, pero está también en la web del USAP. No os asustéis si miráis, el tacto rectal no fue necesario. Una antitetánica completó mi terapia de choque (por ese día). También debían realizarme una prueba de la tuberculina, pero la lectura se hace a los 2 o 3 días, y no iba a estar allí, así que esta prueba la retrasé y me la hice en Zaragoza y envié los resultados. Si pasáis por esto, estad atentos a las pruebas, porque al poco de volver me dijeron que faltaba alguna y tuve que volver a sacarme sangre para enviar un test de VIH y TSH (como no sabia que eran 2 cosas distintas, me tuve que pinchar dos veces). Aunque el proceso fue desagradable, el hecho de empezar a zambullirte en toda la documentación necesaria a través de la información que te pasan y la web (links al final) te hace ir aprendiendo mucho sobre todo el proceso e ir resolviendo tus dudas. Es excitante. ¡Estas en medio de un proceso de selección para ir al Polo Sur!
Video de la extraccion de sangre
Por la tarde nos esperaban un par de sorpresas. Pudimos hablar por teléfono con Freija y Jens (de Belgica y Alemania, muy internacional este puesto de trabajo), los Winter Over que estaban en ese momento en el Polo. ¡Estábamos hablando en directo con el Polo Sur! Alucinante. Y luego, sin aviso alguno, me pusieron al teléfono con Katie, la manager de la estación este invierno. Me pilló tan de sorpresa, que me quedé mudo, y con mi inglés todavía oxidado, resulto un desastre. Luego he tenido la suerte de conocerla, naturalmente, y es una persona extraordinaria.
Y finalmente, el martes era el día de la entrevista propiamente dicho. Empecé a las 9h y tuve cuatro entrevistas de una media hora con distinta gente, pero en un ambiente muy distendido. Una breve parada para comer en la que conocí a algunos de los antiguos Winter Over y de vuelta, la mesa redonda. Tengo que decir que en todo momento me hicieron sentir tan a gusto y en un ambiente tan relajado, y estaba discurriendo todo tan deprisa, que ni siquiera tuve la sensación de ser entrevistado, fue más bien como una reunión de amigos en la que les cuentas un poco tu vida. Pero viéndolo retrospectivamente, la verdad es que fue exhaustiva. Tenían una lista de unas 50 preguntas, y estaban 6 u 8 personas que no se contentaban con respuestas cortas. Cuestiones que salieron a colación fueron por ejemplo, cómo afrontaba situaciones difíciles cuando iba a la montaña, cómo resolvería una situación en la que recibiese ordenes aparentemente contradictorias estando en el Polo, o qué creía que podía aportar yo para mejorar la convivencia de la gente en la base. Nada más terminar la entrevista me despedí relativamente convencido de que los dos puestos eran nuestros. Me metieron en un coche directo al aeropuerto, porque salía mi avión en poco tiempo y fue entonces, al llegar allí y sentarme a esperar al avión, cuando fui consciente de que había pasado tres días frenéticos y un proceso de selección relativamente duro. Pero como digo, en ningún momento fui consciente de ello, y esa despreocupación me ayudó mucho a estar tranquilo. Creo que en general fue clave en todo el proceso el estar relativamente tranquilo y ser lo mas natural posible.
El siguiente mes se pasó completando, como he comentado, algunas de las pruebas médicas que son obligatorias para conseguir la cualificación médica. Ésta es una parte clave del proceso. Por un lado, la Universidad de Madison debe decidir si te da el puesto o no, pero por otro, la NSF debe decidir si cumples los requisitos médicos para pasar un invierno aislado en el Polo. Hay dos veredictos, PQ (physically qualified) o NPQ (non physically qualified). Además de la tuberculina, VIH y TSH, tuve que hacerme también un examen dental. Por otro lado, en Junio hice también otra entrevista de trabajo. Había echado una solicitud como profesor y había pasado la primera fase. Pero mi mente estaba en otro sitio, y llegué sin prepararla. Lo hice tan mal que se me ha quedado grabado, e incluso me quedé con ganas de pedir disculpas al tribunal por hacerles perder el tiempo.
En fin, el caso es que había quemado los pocos cartuchos que tenía y a finales de Junio recibí una nueva llamada de Madison: estaba ‘primer reserva’. Intentaron explicarme que no era raro que fallase algún candidato, que incluso si lo volvía a solicitarlo al año siguiente, tenía muchas opciones, pero eso no me solucionaba en ese momento nada. Fueron semanas tensas buscando alguna salida, hasta que a finales de Julio, volvieron a llamarme. Inicialmente, los Winter Over para el 2012 debían haber sido Sven y Antony, pero Antony tuvo la mala suerte de que una valoración medica quizá demasiado estricta, le diera el NPQ (tengo que mencionar aquí que a mi el PQ definitivo no me llegó en realidad hasta octubre, cuando ya estaba contratado y estaba en Denver como parte del entrenamiento antincendios. Es allí donde te hacen también el examen psicológico, que es la última parte del proceso). La verdad es que hubiese preferido conseguir el puesto de otra forma, pero tenía dos horas para dar una respuesta y negociar un poco las condiciones. No había mucho que pensar, era una oportunidad que se presenta una vez en la vida, incluso sin cobrar un duro creo que hubiese aceptado. Pero esos momentos previos a enviar la confirmación fueron de una tremenda excitación, era una decisión sin marcha atrás, una decisión que podía cambiarme la vida. A partir de entonces, no hubo un momento de respiro. Un montón de trámites, dos meses intensísimos en Madison y Denver y un viaje hasta la otra punta del planeta espectacular. Pero eso quizá lo cuente en otra entrada sobre el proceso de entrenamiento.
Por lo pronto, ya sabéis, ¡tenéis un día para enviar vuestra solicitud y optar a ser los Winter Over del 2013!
Algunos links con información sobre el proceso
Página general con todos los trámites necesarios:
http://www.usap.gov/usapgov/travelAndDeployment/contentHandler.cfm?id=1034
Página con todos los documentos médicos:
http://www.usap.gov/usapgov/travelAndDeployment/contentHandler.cfm?id=1399
Formulario de historial médico:
http://www.usap.gov/USAPgov/travelAndDeployment/documents/NSF-1422.pdf
Lista de análisis médicos requeridos:
http://www.usap.gov/USAPgov/travelAndDeployment/documents/ME-DT-A-109.pdf
Es muy interesante leer de primera mano, en qué consiste todo el proceso de selección para un puesto así. La verdad es que uno se debe sentir un poco en plan «astronauta» con tanta prueba medica, preparación física y psicológica. De hecho junto con estar en el fondo del mar, estar en el polo sur debe ser lo más parecido a la sensación de aislamiento (aunque haya más gente en tu situación) que debe sentir un astronauta.
Un saludo!
Hola Sergio. No se como se sentiran los astronautas, pero aqui estamos muy bien. Este es un sitio muy especial.
ciao!
Interesantísimo e intrigante, parece el comienzo de una novela. Que sigan los capítulos.
🙂 creo que tardare un poco para la siguiente, pero bueno, al menos motiva saber que se lee. ciao!
Carlos, los nervios que no tuviste tú…pues los he tenido yo mientras leía la descripción que nos haces, de toda la tramitación, y te digo: hay que ser valiente para lanzarse a esta piscina, amigo!!
Me gustó cómo lo cuentas, paso a paso, porque está todo muy bien pensado, de acuerdo al lugar al que irías, pero me faltó algo: ¿qué decía tu familia?
Gocé con el pato Lukas…
Esperaré pacientemente la continuación.
Creo que se sorprendieron bastante, y estaban bastante preocupados. Peor luego han ido conociendo como es esto y creo que lo llevan mejor.
ciao!
Me ha parecido muy muy interesante toda tu descripción. ¡¡¡Pero ahora necesito los siguientes capítulos!!! ¿Cómo siguió la cosa? ¿En qué consistió el examen psicológico? ¿Y el entrenamiento? No es para presentarme porque soy la persona menos indicada pero estoy viviendo tanto la experiencia a través de lo que nos explicas que estoy enganchadísima!!!!
Un abrazo
bueno, ya preparare otra entrada con la parte de entrenaimento, pero tardare un poco.
Me alegro de que te haya gustado.
ciao!
Como ves, no soy la única que cree que tienes madera de novelista y que tu vida es todo un argumento de un thriller. Sin agobios, seguro que tendrás más adelante horas para sentarte y seguir contando cosas. Un besu astur!
uf, lo de escribir no es nada facil.
Ya tienes el primer capítulo para ese libro que titularás «el-día-más-largo-de-mi-vida» y que por supuesto leeré con placer. Muy interesante y bien escrito, como siempre. ¡¡Un abrazo desde Navarra-España donde hoy hemos vuelto a pasar de los 20 grados (positivos) !!
tocayo! un abrazo, por aqui asentados en los -65C! 🙂