Reflexiones de un Winter Over sobre confinamiento.

Foto de los 50 Winter Over 2012 en el Polo Sur.
Foto de los 50 Winter Over 2012 en el Polo Sur.

No pensaba escribir nada al respecto porque no creo que existan fórmulas mágicas para enfrentar las crisis, y cada uno debe buscar aquello que mejor le funciona. Ya hay suficiente ruido con la que está cayendo, y como decía Wittgenstein, de lo que no se puede hablar, es mejor callar. Sin embargo, el otro día me contactaron de informativos Telecinco (link) para hacer un breve directo y poder contar algo de mi experiencia aislado en la base Amundsen-Scott en la Antártida durante un año. (Otro enlace aquí a otra entrevista para Heraldo). Obviamente, un directo da para muy poco y se quedaron muchas cosas en el tintero, así que me decido a contarlas aquí muy brevemente con la sola intención de resumir algunas de las lecciones que pude extraer de aquella experiencia. Seguro que aún podría añadir más, pero ahí van algunas:

  • Safety first. Era el mantra que nos repetían antes y durante aquella experiencia. Todos teníamos allí responsabilidades muy concretas que atender, pero sobre todo, lo primero y más importante era nuestra seguridad. Y no sólo por nosotros mismos, sino porque poner en peligro nuestra integridad podía poner en peligro al resto de las personas de la base. Algo similar podemos aplicarnos ahora. No sólo se nos pide que nos quedemos en casa por nuestra salud, sino por salvaguardar la de los demás y evitar la saturación de los sistemas sanitarios con incidentes ajenos al covid19 evitables.
  • La salud mental. El safety first no sólo se refiere a la salud física, sino también a la mental. Cuidar de nosotros implica mantenernos motivados durante el confinamiento, y de nuevo, no sólo por nuestra propia integridad, sino por el bien del resto de personas que conviven en el mismo espacio. Esto desde luego, es más fácil de decir que de hacer. ¿Hay algunas pautas que puedan ayudar?
  • Conócete a ti mismo. Algunas pruebas que tuvimos que superar antes de ir fueron exámenes psicológicos y duras entrevistas. Yo me sentía confiado cuando preguntaban por el control de emociones, porque soy una persona de carácter conciliador, que rara vez me enfado ni entro en discusiones estériles. Obviamente, allí buscan gente poco conflictiva en ese sentido. Pero me sorprendió cuando preguntaron por mi gestión ante situaciones de abuso, porque en mi caso, peco precisamente de tender a callarme las cosas, me cuesta expresar lo que me molesta, y eso es algo que tampoco quieren. Tan malo es alguien que estalle a la mínima, como alguien que se trague todo y termine estallando o derrumbándose al final. Es importante conocer cuáles son tus debilidades, qué tipo de situaciones te hacen estallar, o derrumbarte, y tratar de anticiparte para no llegar a esa situación. Y eso pasa por definir y respetar espacios. También por conocer y respetar las necesidades de quienes conviven con nosotros. La comunicación es muy importante. En una situación normal, puedes enfadarte con tu pareja por la mañana, ir a trabajar, desconectar y al volver a casa ver las cosas de otra manera. Conviviendo las 24h en un espacio reducido, eso no es posible, y cosas que serían nimias en otro contexto, se pueden exacerbar. En nuestra cultura, reclamar espacio para uno mismo suele verse como algo egoísta, y nuestro sentido de la responsabilidad hace que cuando tenemos por ejemplo niños a cargo, nos pese el sentimiento de culpa de no dedicar las 24h del día a ellos, pero esa labor puede terminar desgastando, y es preferible acordar con la pareja un ratito para uno mismo, que ir acumulando estrés y terminar derrumbándose (esto es más complicado, pero igualmente importante para personas solas a cargo de alguien!). Como dicen en los aviones, antes de ponerle la mascarilla al de al lado, tienes que ponerte la tuya, es decir, para poder cuidar, tienes que cuidar antes de ti mismo, y eso pasa por buscar los mecanismos para mantener una correcta estabilidad emocional en estos momentos de reclusión. Naturalmente, tiene que ser algo simétrico, reclamar tu espacio y respetar el del resto de personas que conviven contigo. Nosotros en la base teníamos habitaciones individuales, lo que ayudaba a poder mantener un espacio para uno mismo cuando lo necesitabas.
  • Las fases. Las primeras semanas en la base fueron frenéticas, sin tiempo para aburrirme. Muchas cosas por aprender, tareas de actualización del experimento, mucha actividad social. Con la marcha del último avión, nos quedamos 50 personas aisladas para 8 meses y la actividad se redujo muchísimo. Pronto se ocultó también el sol y la rutina llegó a afectar a los ciclos de sueño. Afortunadamente, no llegué a aburrirme mucho, con el blog, correr, salir a dar paseos y hacer fotos, leer, ver películas, organizar juegos con el resto de la gente se me pasó todo muy rápido. Sí hubo un periodo en que dormía fatal, y coincidió con 2 semanas en que no necesité salir de la base para nada. Me obligué a dar paseos y recuperé el ciclo normal de sueño. Aquí, la primera semana hemos estado saturados de noticias, y un poco perplejos con lo que estaba pasando, no nos ha dado mucho tiempo de reaccionar. Es a partir de esta segunda semana cuando podemos empezar a notar el peso del confinamiento. Importante las rutinas, mantener horarios, la actividad física, hobbies, y las redes de apoyo; mantenerse conectado con nuestros contactos. En la Antártida esto era complicado a veces, pero aunque no había psicólogos, sí había un grupo de voluntarios para dar apoyo psicológico o ayudar en resolución de conflictos.
  • Ojo a las redes. Si bien es positivo mantenerse conectado, fijarnos en lo bien que lo están pasando aparentemente los demás (a juzgar por las fotos que vemos en redes) puede ser peligroso porque puedes llegar a pensar que tú eres el único que lo está pasando mal. Es perfectamente legítimo pasar por baches, todo el mundo pasa por ellos. Hay que ser indulgente con uno mismo! Usemos lo positivo de las redes, la cantidad de iniciativas de ocio y cultura o solidarias, pueden ser un gran apoyo. En la Antártida, durante el invierno, se juegan torneos de dardos por teléfono o Skype (cuando las comunicaciones lo permiten), se organiza un festival de vídeos un fin de semana, etc.
  • Carrera de fondo. Hay que convivir con la incertidumbre de cuánto puede durar esto. Cuando empiezas una maratón, no piensas en todo lo que te queda, vas kilómetro a kilómetro. Pensar en una fecha concreta puede hacer que nos derrumbemos si por algún motivo se tiene que retrasar. En la Antártida, las fechas de viaje siempre están sujetas al cambiante tiempo, y hay gente que tras haber aguantado muy bien el año encerrada se desquicia cuando sus vuelos de regreso se retrasan semanas por mal tiempo (u otras circunstancias que quien espera no logra entender). En la actual situación, es difícil mantener la motivación día a día, pero puede ayudar tratar de mantener los ciclos semanales habituales, haciendo que los fines de semana sigan siendo especiales en algún sentido. Comida especial, sesión de películas, quedada virtual con amigos.
  • Celebra! En relación con eso, en la Antártida no se pierde ocasión de celebrar fechas señaladas. El 20 de marzo entraba aquí la primavera, y allí marca el momento de la desaparición del Sol. Eso se celebra con lo que se conoce como Sunset dinner (la única puesta de Sol del año!). A mitad de invierno se celebra también Midwinter dinner (y ya es tradicional proyectar El Resplandor tras la cena). Por supuesto también hay una Sunrise dinner, y en fines de semana determinados se hacen sesiones de ‘open mic’ en que cada uno puede mostrar sus talentos. Además de la celebración en sí, eso da oportunidad de planear cosas que te mantienen ocupado unos días. Eso es algo que podemos aplicarnos también ahora. Ordenar un trastero para el que nunca tenemos tiempo, hacer un puzzle o cualquier tarea que sepamos que nos va a llevar varios días hace que las semanas pasen más rápido.
  • No estás solo! Normalmente cuando uno está de bajón, puede llegar a sentirse muy sólo, porque el resto de la gente vive su vida, sólo tú pareces afectado. Esta crisis, es tan terrible que nos está afectando a todos, pero precisamente por eso, nos permite compartir ese sentimiento y tomar algo de perspectiva.
  • Tú puedes. Antes de vivir esta experiencia, cuando leía sobre los Winter Over, no podía evitar pensar que se trataba de gente especial. Cuando me tocó vivirlo, pude ver que se trata de gente normal (como yo). La gente normal hace cosas excepcionales en circunstancias excepcionales. Y esta es una circunstancia totalmente excepcional que va a sacar lo mejor de cada uno. Miles de profesionales trabajan durísimo para superar esta crisis, al resto nos toca algo un poco más fácil, quedarnos en casa. Por cierto, esto es algo sin precedentes. 47 millones de personas encerrados. La mayoría lo superaremos perfectamente, pero necesariamente va a haber situaciones dramáticas. Si esto se prolonga mucho, yo veo razonable regular la salida de niños y personas con necesidades especiales. Pero para que eso pueda hacerse, es importante que los que podemos, nos quedemos en casa.
  • Y recuerda, que el Sol termina saliendo siempre, incluso en el Polo Sur.

Como digo en el vídeo, aunque hemos tardado siglos en desvelar alguno de los secretos del Universo, sorprende ver que los clásicos ya encontraron algunos de los secretos de una vida feliz hace más de dos mil años. Aunque nos parezca muy actual la crítica a los excesos en general, los griegos ya propugnaban la moderación y un estilo de vida sencillo para lograr la felicidad. Epicuro también hacía referencia al miedo a lo desconocido como fuente de infelicidad, por eso animaba a conocer los secretos de la Naturaleza. El miedo puede propagarse a través de bulos en las redes, así que es importante, como ya se ha comentado, informarse a través de medios oficiales, y confiar en que el conocimiento, la ciencia y la investigación, lograrán sacarnos de esta. Ojalá podamos extraer lecciones positivas de todo esto. Ya hemos visto que el crecimiento exponencial puede colapsar un sistema sanitario en pocos días. Nosotros como especie también estamos creciendo a un ritmo exponencial (fijaos en la gráfica!) y nuestro impacto sobre el planeta crece a ese mismo ritmo. Un cambio de modelo es necesario, y es preferible que se haga de manera programada, que forzados por crisis como esta. No soy partidario de los discursos moralistas, no creo que hayamos llegado a esto por ser ‘idiotas’ o ‘malvados’, en el fondo, no es más que el resultado de nuestro ‘éxito’ como especie. Pero si no queremos morir de éxito, es imprescindible que aprendamos de las lecciones que nos da la Naturaleza.

world population growth
Evolución de la población mundial. Fuente: www.ourworldindata.org

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *