Una de las formas de llegar al Polo Sur es como turista. Para ello, basta con contactar con alguna de las empresas que organizan estos viajes. Una de ellas es ANI (Adventure Network International), que es la que ha montado el campamento en la zona habilitada para ello a 1km más o menos de la base. Su sede esta en Salt Lake City, y viajan a traves de Chile (Punta Arenas) y de un asentamiento en el Union Glacier en la Antartida. Volar aquí cuesta unos 40k$. Si además quieres llegar esquiando desde el paralelo 89 con un guía, eso cuesta unos 50k$.
Los guías propusieron a Sven dar una charla sobre el experimento en el campo que tienen montado. Así que fuimos para allá después de comer. La verdad es que lo tienen todo muy bien montado. Alrededor del comedor/cocina esta la tienda hospital y un par de tiendas de apoyo (mecánica y comunicaciones). Tienen un recipiente fuera en el que constantemente están derritiendo nieve y como congelador, basta un agujero en la nieve. Al otro lado del campamento las tiendas iglú donde duermen unas 100 personas y un poco apartados los aviones con los que vuelan aquí.
Los Twinotter son pequeñas avionetas que tienen que parar a mitad de camino para repostar. Los Basler son un poco mas grandes y pueden recorrer los casi 1000km desde Union Glacier sin repostar.
No sabía muy bien lo que nos íbamos a encontrar allí. Llevamos uno de los módulos ópticos (DOM) que tenemos de muestra y lo colocamos en una mesa del comedor. No teníamos presentación powerpoint ni nada de eso. Simplemente Sven empezó a hablar del experimento. El lleva viniendo desde el 95 y ha participado en la construcción desde el principio, así que conoce todos los detalles, que resultan siempre muy interesantes. Para mi sorpresa, la gente estaba también muy interesada sobre la ciencia que se hace aquí, así que tuve oportunidad de intervenir también bastante. Durante más de una hora, la gente no paraba de hacer preguntas. Luego nos invitaron a tomar algo y nos regalaron un ‘buff’ conmemorativo del centenario (por cierto, hecho en Igualada, Barcelona). La verdad es que muy majos. Pasamos un rato increíble allí. Normalmente las charlas se apoyan en contenido audiovisual, que esta muy bien, pero supone que estas una hora hablando, y no sabes hasta que punto la gente te sigue. Pero este formato más informal y más interactivo, resulta muy interesante.
Pregunte por los españoles, y me dijeron que si que había alguno, pero que debían estar durmiendo. Me extraño, pero luego descubrí que en realidad, para ellos era media noche! Estábamos a 1km de distancia, pero ellos viven en otro huso horario, el de Chile!
Después de dos horas en el campamento, recogimos nuestro ‘DOM’ y volvimos a la base.
Así que ya sabéis, si tenéis capricho de sacaros una foto en el polo sur (y os sobran unos euros), podéis contactar con esta gente, que os va a tratar genial. Y si te gusta este tipo de vida, puedes intentar conseguir un puesto como guía. Algunos, después de la campaña antártica, se van a Alaska, otros siguen como guías en los Andes. La verdad es que se conoce gente muy interesante. Aunque lo mejor de todo es comprobar que es gente normal. Gente normal haciendo cosas extraordinarias.