El club de los 300

Qué motiva al ser humano a hacer según qué cosas es un misterio. Las experiencias extremas tienen por algún motivo un atractivo difícil de eludir, pero yo en particular no me he considerado nunca amante de lo extremo (y de hecho, veréis que esto en realidad, no lo es). Recuerdo que al ver cada año en la tele esas noticias ‘curiosas’ sobre gente que sale desnuda a -40C y se mete en un lago lo único que me venía la cabeza era ‘menuda locura’.
Pero cuando empiezas a introducirte en el mundo de los Winter Over y a oír historias, anécdotas, etc una de las primeras cosas de las que oyes hablar es de algo que llaman el Club de los 300. Le ahorro la broma a alguno, el club de los 300 *****. Y cada uno elija el adjetivo ‘des’calificativo que prefiera. Es posible que pensara algo parecido cuando me enteré en qué consistía, pero no me acuerdo.
El caso es que como los anglosajones miden sus temperaturas en Fahrenheit, los valores que manejan son muy diferentes a los que usamos nosotros (la escala Celsius) y se da la circunstancia de que en ocasiones muy puntuales, en el Polo Sur se alcanzan los -100F, es decir -73.3333C. Yo no sé a quién se le ocurrió, pero me temo que era algo inevitable, los números redondos tienen una magia especial para la mente humana. Los atletas queremos romper barreras de tiempo que implican siempre un número ‘redondo’ o las fechas redondas, como el año 2000, parecen tener un interés especial. Naturalmente, es todo absurdo, pero la mente humana a veces es un misterio y encierra curiosidades como esta. No era raro pues que a alguien se le ocurriese poner la sauna de la base a 200F (93.33333C) y decidiera salir en pelotas hasta la marca del Polo Sur para exclamar a la vuelta “!acabo de experimentar un cambio de 300 Fahrenheit de golpe!”. Lo raro quizá es que el resto de la gente, en lugar de pensar que estaba loco, decidiera probarlo también y convertir semejante ‘hazaña’ en toda una tradición aquí en el Polo. Ya sabéis pues ahora de dónde viene eso del Club de los 300.

Para realizar esta actividad hay que esperar a que la temperatura baje hasta los 100F.

Hay cosas que no tengo especial interés en probar, pero esto, aunque a veces soy friolero, sabía que era algo que iba a intentar, a pesar de las muchas dudas que te surgen. No es fácil imaginar cuánto son casi -75C, pero una vez que llegas aquí, durante el verano, empiezas a tomar conciencia de las temperaturas. Las sensaciones no son nunca tan extremas como uno se las imagina, pero la temperatura es un parámetro objetivo, y lo que te inquieta es descubrir que a -50C tardas a penas 3 minutos en empezar a sufrir síntomas de congelación. ¿Cómo narices consiguen salir desnudos a -75C!!!? Esa era mi pregunta, no exenta de preocupación a los expertos, y siempre me respondían, “tranquilo, se sale muy caliente de la sauna”.
Aunque durante el verano no se oye hablar mucho del tema, a partir del cierre de estación es algo que empieza a comentarse más a menudo. A finales de marzo tuvimos una previsión para alcanzar los -100F, pero no se cumplió. A lo largo de la historia, la vez en la que se había alcanzado ese valor antes durante el invierno había sido un 7 de Abril, en 1982. El 6 de Abril unos pocos decidimos organizar una tarde de sauna. Lo había sugerido John unas semanas atrás, una noche internacional de sauna en la que intentar juntarnos el mayor número de nacionalidades de las que están este año representadas aquí en la base. Con unos snacks y unas cervezas pasamos un buen rato, y aprovechamos para salir a una de las terrazas de la base y experimentar esos casi -100F. Estábamos a -70C más o menos pero las previsiones para alcanzar los -100F no eran muy alentadoras. Curiosamente, ese fue el primer día desde que había llegado aquí en Noviembre que había probado la sauna. Llegamos a ponerla incluso a 240F (unos 115C), una pasada. Y las sensaciones fuera eran soportables, al menos durante unos minutos. Fue curioso observar cómo nos cubríamos enseguida con una capa de escarcha que nos hacia envejecer en segundos y nuestro pelo y bañador se acartonaban enseguida. Lo probamos tres o cuatro veces y me dio confianza, pero una cosa era estar quieto en la terraza y otra caminar hasta la marca del Polo Sur.
Al día siguiente, contra todo pronóstico, y para mi sorpresa, me despertó una llamada en la radio que anunciaba que nos estábamos acercando a los -100F. En la base, podía notarse la excitación. La sauna ya estaba poniéndose en marcha, la gente preparaba carteles con los que fotografiarse, y se buscaban voluntarios que quisiesen inmortalizar el momento. Algo antes de medio día nos metimos en la sauna, pero a pesar de estar un buen rato esperando, no llegó la confirmación, así que desistimos y fuimos a comer. La sauna se mantuvo caliente. Y justo después de comer, la temperatura comenzó a bajar de nuevo, y esta vez sí, parecía que íbamos a alcanzar los -100F. Así que de nuevo, todos adentro. Con gente entrando y saliendo no era fácil mantener la temperatura de la sauna, pero aun así, estábamos bien por encima de los 200F. No obstante, las sensaciones variaban mucho de un punto a otro, así que yo me coloque en la zona donde se generaba el calor. Tras 10 minutos ahí, sudas terriblemente, y notas como tus extremidades bullen de sangre. Pero es precisamente lo que quieres, cuanto más te calientes ahí, mejor.

La sauna, es fundamental tanto antes como despues.

Y llegó el aviso, -100F, era el pistoletazo de salida. Salimos de la sauna, nos quitamos los bañadores, e iniciamos en pelotas nuestro recorrido. Yo cogí mi cartel, y a neutrino, no iba a abandonarle en un momento así. Primero tienes que bajar unas escaleras por una zona que aunque está cubierta, se mantiene casi a temperatura ambiente. En pocos segundos sales fuera, y sorprendentemente, tu calor corporal te mantiene aislado del frío, la sensación es muy curiosa. Sin correr, para no quemar tus pulmones al respirar profundo, te acercas hasta la marca del Polo Sur. Ahí estábamos una decena esperando la foto, pero qué casualidad, la cámara no quería disparar. Tras casi un minuto allí pasmados, sacaron otra cámara y nos hicieron la foto. Para entonces, las extremidades empezaban a perder un poco de calor, pero en ningún momento se tenía una sensación de frio extremo. Sin embargo, ahí no hay una fase de enfriamiento, una vez que empiezas a sentir frio, la cosa es delicada, así que antes de que eso ocurra empiezas a andar de nuevo hacia la base. Al llegar, algunas partes empiezan a doler un poco, pero nada grave. Subes las escaleras, y de repente, te das cuenta de que tus zapatillas son como dos patines. En pocos minutos la goma se ha congelado y ha perdido todo su poder adherente. Hay que tener cuidado. Enseguida te metes de nuevo a la sauna. Y como la experiencia ha sido tan increíble, pero tan breve, la mayoría decide salir de nuevo y repetirlo varias veces. Las siguientes veces, hice la prueba de salir con la cámara y grabarlo. Tenía mis dudas, porque llevar algo en la mano aumenta mucho el riesgo de congelación. Pero envolví el trípode con la camiseta y para mi sorpresa, mis manos aguantaron perfectamente. Gracias a eso, tenéis un documento que es bastante difícil de conseguir, pocas veces se graba esto, así que espero que os resulte al menos interesante.
Como análisis posterior, tengo que decir que efectivamente, la clave está en calentarse muy bien antes en la sauna. Algunos compañeros que no lo hicieron sufrieron congelaciones leves en los dedos. Y a lo largo de la historia, hay registrados algunos casos de congelación pero de nuevo, nada grave. Hoy en día, la base esta muy, muy cerca de la marca del Polo Sur, pero antes, desde el DOM, había que recorrer algo más de distancia. Además, parece ser que al principio la gente entraba lo justo en la sauna sin llegar a calentarse suficientemente antes de salir, lo que explica alguno de esos casos de congelación. La humedad en el ambiente aquí en el Polo es bajísima, eso hace que el aire conduzca muy mal el calor. De esa forma, todo el calor que has acumulado en la sauna, crea una especie de capa protectora a tu alrededor. A eso se suma la escarcha, que en cierto modo, protege también algo. Por ese motivo, las sensaciones no son de un frio extremo como uno podría pensar. Además, el frio aquí se experimenta de manera diferente. Esa sensación de ‘tiriteo’ al salir con viento de una piscina, y que resulta tan desagradable, no tiene nada que ver con lo que se experimenta aquí. Este es un frio mucho más seco. No obstante, como digo, la temperatura es un parámetro objetivo, y -75C es muchísimo frío, así que una vez que esa capa protectora empieza a perderse, uno no tiene tiempo de reaccionar, las extremidades pueden congelarse en segundos, y algunas partes empiezan a doler (a veces por ejemplo, la cabeza duele como cuando te tomas un helado deprisa). Nosotros, no obstante, tuvimos un día excelente, con muy poco viento. Coincidió además con luna llena y al ocurrir tan pronto teníamos todavía crepúsculo, con lo que la experiencia fue totalmente espectacular. También pudimos comprobar después que aunque por poco tiempo, la temperatura llegó a alcanzar los -100F antes de medio día, que en realidad seguía siendo día 6 en el horario Universal (UTC), con lo que parece ser que, aunque por un estrecho margen, el evento supuso un nuevo record histórico al ser la vez (desde que se tienen registros) que se alcanza una temperatura tan baja tan pronto durante el invierno. La última vez que eso ocurrió, se batió unas semanas después el record todavía vigente de temperatura mínima aquí en el Polo con -82.8C (el 23 de Junio de 1982).

Existen incluso pegatinas e insignias.

Pero bueno, no me extiendo más. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que os dejo con el video. Es posible que a pesar de todo, os siga pareciendo una locura, pero os puedo asegurar que es de las cosas más impresionantes que he hecho en mi vida.


300 club, el video:

2 comentarios en “El club de los 300”

  1. Ay, Carlos….luego de leer toda la descripción que haces de esta prueba a que se sometieron, fui entendiendo poco a poco los deseos de tener esta experiencia extrema….Yo he experimentado los 25 grados bajo cero, pero al no ser saliendo de una sauna, es absolutamente diferente la sensación, por supuesto. En tu caso, me imagino que al estar en un grupo, informándose de todo lo que sucedería, también hay una cierta seguridad de que no ocurrirá nada extremo. Tu descripción es muy buena porque vas acercándonos poco a poco al momento cúlmine, y después, con el vídeo, ya la experiencia es completa, preciosa, y tranquila.

    Resulta increíble ver cómo te vas cubriendo de escarcha, y también la tremenda cantidad de vapor que exhalas…Yo hubiera pensado que al inspirar peligrabas quemar tus pulmones y esa era mi preocupación verdadera, y me resultó novedoso el hecho de que no sufrieras con el aire helado, que supongo que pasa al ser tan seco.

    ¿Qué se supone que te dijo tu familia? ¿Te encontraron muy loco?

    Me gusta tu blog porque te das el tiempo de contar estas cosas en detalle y con calma. Felicitaciones para el club de los 300.
    Besos.
    Gabriela

    1. hola gabriela, me alegro de que te haya gustado. En mi casa supongo que se van acostumbrando ya a estos sustos.
      Lo del aire creo que lo comento en el video. Precisamente voy andando en lugar de corriendo para evitar el aire helado en los pulmones.
      ciao!

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