200 Dias en el Polo

Como sé que hay gente que no sigue el facebook, añado una breve entrada aprovechando que hoy cumplo 200 días aquí en el Polo Sur. Es increíble lo rápido que se está pasando el tiempo, pero eso era algo con lo que ya contaba. Hoy, además de cumplir 200 días aquí, estamos a 1 mes de lo que llaman aquí ‘midwinter’, es decir, la mitad del invierno. Y eso quiere decir que quedan sólo 3 meses de oscuridad y de poder disfrutar de las auroras. Hasta ahora no hemos tenido una actividad muy intensa, pero las imágenes resultan igualmente espectaculares.
Hoy he comenzado mi semana de guardia y he ido después de comer al ICL para cambiar un disco que se había estropeado. El día estaba muy frio, con -66C, y algo ventoso, con lo que las sensaciones térmicas eran inferiores a los -90C. Ayer fue aún peor, ya que superamos los -70C y llegamos a rozar los -100C de sensación térmica. A estas temperaturas, en menos de 1 minuto puedes tener síntomas de congelación. El día estaba también bastante oscuro, a penas se veía la línea de banderas que nos marca el camino, pero estaba muy despejado, así que uno se puede guiar también por las estrellas.
Al llegar al ICL había alguna aurora detrás, así que ha merecido la pena el paseo. También he conseguido capturar un Iridium Flare de casualidad. Son destellos provocados por el reflejo de la luz solar sobre una serie de satélites llamados Iridium, de ahí el nombre. Se pueden predecir con exactitud y uno puede estar preparado con la cámara, pero esta vez, no había mirado la previsión y ha sido una sorpresa. La batería se ha congelado enseguida, así que he entrado en nuestro laboratorio de nuevo a cambiarla y entrar un poco en calor. Después de cambiar el disco he vuelto hacia la base dando un pequeño rodeo por el SPT. Para entonces las auroras eran cada vez más débiles, pero he vuelto a echar alguna foto hasta que de nuevo la batería se ha congelado. Normalmente, no suelen durar más de unos 10 minutos, pero últimamente pego unos calentadores químicos alrededor de la zona de la batería y eso aumenta un poco la duración.
Es difícil describir lo que se siente paseando solo, en total oscuridad, guiándote solamente por los indicios de silueta que dibujan los edificios en la noche y las estrellas, con esas temperaturas gélidas. Cuando caminas escuchas tu respiración, el sonido hueco de las pisadas sobre la nieve y el viento, pero cuando te arrodillas y esperas inmóvil los segundos de exposición de las fotografías mirando ese cielo, que empieza a resultar familiar, sientes una mezcla de sobrecogimiento y euforia. Es indescriptiblemente bonito. Y en 3 meses empezará a desaparecer, así que en cierto modo, ya lo estoy echando casi de menos. Me consuela pensar que el amanecer va a ser otro momento excepcional, aunque suponga el anuncio del fin de esta aventura.
Y después de cenar, hemos vuelto a disfrutar de esta noche continua, pero esta vez en compañía. En la penúltima clase de astronomía hemos salido a identificar las principales estrellas y constelaciones que adornan el cielo en el Polo Sur. Con un laser verde para apuntar, la escena ha resultado del todo futurista. Lo interesante es que aquí las estrellas no se ocultan, sino que van dibujando círculos alrededor del Polo Sur celeste, con lo que uno puede saber mas o menos la hora sin más que mirar por ejemplo dónde está Sirio. Es una de las tantas curiosidades que surgen cuando uno vive sobre el eje de rotación de la Tierra.