Fin de semana en McMurdo

Aquí a las vacaciones las llaman R&R (relax and recreation) y todos los WOs tenemos derecho a unos 9 días antes del invierno. A mi me propusieron ir a primeros de Enero, pero con las expediciones españolas en camino, y el centenario de Scott, prefería estar aquí. Además resultó que había sido invitado al maratón de Mcmurdo, ya que Jamie, que es quien ganó la ‘Race Around the world’ y quien hubiera tenido ese privilegio, volvía a casa antes. Así que intente compaginar ambas cosas, pero me dijeron que no era posible gastar el R&R en McMurdo y teniendo en cuenta las fechas de vuelos, me quedaban sólo dos días tras la maratón para ir a Christchurch. El vuelo tarda 5h y suele haber que madrugar bastante, así que me pareció que no merecía la pena, por eso finalmente decidí que mis vacaciones serian simplemente el fin de semana del maratón.
El viaje a McMurdo es ya en si un espectáculo. Enseguida empieza a aparecer la cordillera Transantartica y aunque en realidad es todo el rato lo mismo, montañas a rebosar de nieve, uno no se cansa de mirar. Ya lo conté cuando el primer viaje, pero es que resultan imágenes de fantasía. Es como la victoria del malvado señor del frio frente al hada de la primavera. Todos hemos sonnado alguna vez que la nieve lo cubría todo, sin dejar ni un hueco al descubierto, pero creo que es difícil hacerse a la idea de la cantidad de nieve que hay aquí.
Al bajar del avión, con toda la ropa de abrigo, la sensación fue de llegar al trópico, que calor! Habíamos pasado en 3h de -30C a -3C. Enseguida busqué la silueta del monte Erebus, que domina la isla de Ross. Una fumarola identifica su presencia como si quisiera decirte en lenguaje de comic ‘aquí estoy’. Un primer autobús nos lleva a la terminal. Eso me sorprende porque en noviembre nos llevaron directamente a McMurdo. También me parece más grande toda la infraestructura. Al montar en ‘IVAN’ descubro que efectivamente, algo ha cambiado. Los 15 minutos de travesía hasta McMurdo se convierten esta vez en 1h15 dando un rodeo monumental por la plataforma helada. La razón es clara, la zona donde aterrizamos en noviembre y la antigua ruta directa ya no son seguras! No hay que olvidar que estamos sobre el mar, y cada verano la plataforma se derrite en parte. Quizá lo sorprendente es que a pesar de los 6 meses de luz y del calor, sobreviva una capa lo suficientemente gruesa como para albergar un aeropuerto! A pesar de las ganas de llegar, la lentitud de IVAN se convierte en una oportunidad de disfrutar de ese enclave único. Pienso que aunque tuviese que regresar en ese mismo momento, ya habría merecido la pena, es tan bonito! Al llegar a la transición entre el mar y la isla, la plataforma comienza a ondularse y romperse por la presión recordándote que acabas de pasar por un lugar sólo aparentemente estático. Y al lado de la base ‘kiwi’ Scott, colonias de leones marinos! Uno tiende a estirar instintivamente el cuello como queriendo ayudar desde la distancia a ese ejemplar que ha tenido el detalle de mover su tonelaje con ese reptar angustioso, para nuestro deleite.

Al llegar nos reparten las habitaciones, y lo primero que hago es subir con Sarah a la Observation Hill. Aunque es una subida cortita, no queremos dejarlo para el sábado. En menos de 20 minutos estamos arriba. Desde allí, de nuevo, las vistas son sobrecogedoras. Mires a donde mires resulta espectacular. Quizá lo único que desentona un poco es la presencia en si de McMurdo, la capital Antártica, la base más grande del continente. No es en si enorme, simplemente un conjunto de barracones y edificios mas bien feos con calles de tierra, tendidos eléctricos formando una red excesivamente visible y maquinaria pesada por todas partes. Al menos en Noviembre las calles estaban todavía heladas, pero esta vez, mis zapatillas se han llenado de polvo. La ObHill dio a los miembros de la expedición británica al Polo de 1911/1912 un mirador excelente desde el que otear la distancia en busca de sus compañeros en el camino de regreso. De ahí su nombre. Pero ya sabemos como acabó la historia. Nunca llegaron a verlos. Los cuerpos los recuperaron en noviembre de 1912 y en enero de 1913 erigieron la cruz en homenaje a Scott, Evans, Wilson, Bowers y Oates. La inscripción es relativamente conocida para el mundo aventurero ‘to strive, to seek, to find and not to yield ’ (algo asi como ‘luchar, buscar, encontrar y no rendirse’.). Pero apenas es visible ya que esta tal como la grabaron hace 100 años.
Un rápido descenso nos dejó en el comedor justo a tiempo para cenar. Y después, a disfrutar un ratito de internet. Ya me había olvidado de lo que significa poder conectarte siempre que quieres! Aunque no toda la tecnología se echa de menos. Agradecí enormemente dejar la radio en el Polo!

Al día siguiente, aunque abrí el ojo a las 7h, no me levante hasta las 12h, lo necesitaba. Después de comer dimos un paseo hasta el ‘Hut Point’ y la ‘Discovery Hut’. Esta cabaña la construyo la expedición británica de 1902-1904 que hizo los primeros tanteos de buscar una ruta hacia el polo. Sin embargo, en 1911, cuando llegaron a la zona en verano se establecieron más al norte, en el cabo Evans, para intentar encontrar unas condiciones un poquito más favorables. Os recuerdo que estas expediciones llegaron a finales del verano anterior, que es cuando el mar se había derretido suficientemente y pasaban el invierno allí para estar listos a comienzos del verano siguiente y poder aprovechar los meses de Sol.
Por la tarde, otro rato de internet, y recogida de dorsales. Después de una cena temprana, me fui pronto a dormir, pero no dormí mucho, porque como teníamos una entrada de ventilación bastante ruidosa en la habitación me había puesto tapones y tenía miedo de no oír la alarma del reloj.
El/La Maraton de McMurdo.
Todavía no tengo claro si hay predominio de alguna de las dos formas ¿es la prueba mas dura del calendario olímpico masculina o femenina? Que dice la RAE? Yo he encontrado maratonianos referirse a ella de ambas formas. En cualquier caso, no cambia en absoluto su dureza.
Ese día me levante a las 6h30 y para las 7h estaba desayunando. Hice un poco de tiempo hasta las 8h30 en que nos habían convocado para confirmar. Estiramientos, baño, algo de nervios, lo típico, y a las 9h nos llevaron en bus hasta la salida, 1 milla después de la transición, es decir ya completamente en la plataforma helada. Una vez allí, un poquito de crema, ultimas decisiones sobre la ropa a llevar, y pistoletazo de salida. Por delante, 21km de rectas interminables hasta la zona del aeropuerto y vuelta. Nada mas salir, Eric, del que ya me habían hablado que era la persona a controlar, salió disparado. En dos millas nos había pillado 1minuto, y como me encontraba bien y no quería tirar la toalla tan pronto, intente que no aumentara la distancia. Mi ritmo objetivo era entre 7’30” y 8’ la milla, pero íbamos por debajo de 7’! El ritmo era relativamente cómodo, salvo que era definitivamente excesivo para una maratón. Nunca había corrido una prueba en esas circunstancias, 21km de persecución! En el avituallamiento de mitad de carrera Eric paro un poco y me acerqué bastante, así que decidí parar lo justo y cambiar un poco de ritmo para intentar cogerle. Habíamos pasado en 1h30, que nos daba una proyección de 3h, cuando el record de la prueba creo que son 3h10’! Una locura. Me puse a su altura sobre el km22 con la esperanza de que al verme allí aflojase el ritmo, pero fue al revés, volvió a cambiar y ahí vi que no tenía sentido ponerse a dar cambios tan lejos de meta. Acepté que no era mi guerra y en el km 26 paré a beber y comer bien, y a vaciar la vejiga, que parecía que me hubiera bebido un barril de cerveza. A partir de ahí enseguida comenzaron los dolores de piernas y a decaer el ritmo. Mi único miedo era empezar con calambres, pero no sucedió. Eran sensaciones ya conocidas, tus piernas pesan una tonelada, te duelen todos los músculos, pero tú sigues corriendo. Las rectas de vuelta se hicieron eternas, aunque las impresionantes vistas hacían que te sintieras realmente especial de estar allí. Es curioso, pero no se en que entretenía la mente, el caso es que un ratito después, llegue a meta, en segunda posición, con 3h23’. Contento por acabar, pero con sensación un tanto agridulce, y más al comprobar que Eric había entrado con 3h18’ pues había explotado también un poco después. Es entonces cuando empiezas a comerte la cabeza con qué hubiera pasado si no hubiera parado tanto en el 26, si no me hubiera cebado tanto con él la primera parte, etc. Pensamientos difíciles de evitar, pero que no llevan a ninguna parte. Creo que hay varios motivos por los que acabé un poco decepcionado. Pero el principal es que no he sido capaz de disfrutar al máximo de esta experiencia. Es cierto que siempre que uno quiere preparar un maratón, como en muchas otras cosas de la vida, hace ciertos sacrificios, pero aquí en el Polo he tenido demasiadas emociones como para añadir la presión extra de preparar un maratón. Sin embargo, me sentí en cierto modo en la obligación de hacerlo bien y aprovechar la oportunidad que se me brindaba. El caso es que dos semanas antes intente meter algo mas de kilometraje del normal, cuando no me apetecía nada, y la semana anterior me estuve privando un poco en los postres lo cual hizo que haya llegado bastante quemado psicológicamente al momento clave. Es decir, me olvide de disfrutar haciendo lo que me gusta. Me he dado cuenta de que cuando mejor me salen las cosas, incluso las importantes, es cuando no me las tomo demasiado en serio e intento simplemente disfrutar. No es que lo haya descubierto ahora, es sólo que no he sido capaz de seguir mi propio consejo. Cuando uno se sacrifica hasta el punto que deja de disfrutar de lo que hace, si el resultado no es el que esperaba, tiene sensación de fracaso, sin embargo, cuando disfrutas del camino, aunque el resultado no sea el deseado, siempre quedas mas satisfecho. Así que voy a olvidarme de esas dos semanas un poco tensas, y a quedarme con una experiencia única, con la sensación de correr sobre el mar helado, con esas vistas deslumbrantes, los paseos, y la gente.
Tras la llegada, estuve esperando a Sarah, que gano su categoría con 3h48! y Jase y luego un autobús nos llevo hasta la base neozelandesa Scott. Allí aprovechamos para meter las piernas en un baño de hielo. Dicen que viene bien, aunque hoy sigo estando destrozado. El caso es que al salir me dolían los dedos de los pies muchísimo. Otro autobús nos llevo hasta McMurdo y allí hice fila para darme un masaje. Para cuando acabó quedaba una media hora para la entrega de premios, así que hice tiempo allí comiendo algo de queso y uva que tenían a disposición. El premio es nada menos que un vale para un masaje en espalda y cuello que podré disfrutar en Noviembre en Christchurch cuando regrese del hielo. Después una buena ducha, de 10 o 15 minutos. Ya me había olvidado del placer del agua caliente cayendo sin prisas en mi cabeza dando tiempo a calentar todo el cuerpo. La próxima de esas en 10 meses. Luego la cena y después un ratito de internet antes de reunirme con Sarah y Chris en el bar. Allí decidimos Sarah y yo que teníamos que mover un poco las piernas, así que nos animamos a dar la vuelta del ‘Hut Ridge’ un camino que partiendo de la ‘Discovery Hut’ recorre una arista paralela al mar. Aunque hacía algo de viento, disfrutamos de una perspectiva diferente de toda la zona y una iluminación distinta, pues era casi media noche. También nos topamos con un ‘skua’ (el traductor dice que se llama págalo en español). Estaba al lado del camino y ni se inmutó. Eso compenso un poco nuestra enorme decepción por no haber podido ver pingüinos. Me di cuenta de que posiblemente era mi última oportunidad de verlos, porque en Noviembre no es época y no es fácil que vuelva por estas tierras. No sé si el paseo mejoró algo nuestras piernas, pero desde luego, dormí muy bien. A las 6h de nuevo arriba, para recoger, desayunar e ir a la terminal para coger el autobús hasta ‘Pegasus’, la zona del aeropuerto. Fue curioso recorrer de nuevo sentados todo el trayecto de la maratón. El cansancio ayudó a pasar las 3h de vuelo, pues dormité todo el rato. Y finalmente, el Polo, mi casa definitivamente hasta el próximo Noviembre. Ha sido agradable volver, aunque me he sentido raro al principio, veterano y recién llegado a la vez. Creo que necesitaré unos días para que se me recupere el cuerpo y volver a la rutina de aquí. ‘Rutina’, que palabra tan denostada, pero cuánto se echa de menos a veces.

Y os preguntareis, donde estan las fotos de la maraton? Bueno, cuando consiga alguna la pondre, junto con las imagenes que pude grabar a mitad de carrera con la pocket camera. Pero las imagenes de las excursiones y el viaje creo que merecen mas la pena. Y hay unas cuantas!

4 comentarios en “Fin de semana en McMurdo”

  1. Sensacional tu carrera!!! Y toda una hazaña meter dos maratones en tan poco tiempo ahí abajo. Emocionante la persecución de ese loco que se hizo con el primer puesto ¡¡menudo elemento!! Y lo que dices: Quién sabe cómo habrían ido las cosas si no te hubieras «relajado», pero a lo peor os habríais picado y os habríais dado la gran paliza en los últimos kilómetros… Ufff, mejor no pensarlo.

    Enhorabuena campeón, vas a volver con una forma envidiable.

    1. Hola! no se como volvere de forma, porque ahora pienso parar unas semanas y como mucho empezar a coger los esquis. De todas formas, el lunes estaba reventado, y hoy ya tengo ganas de correr otra vez. Espero no haberle cogido el gusanillo a esto de las maratones, se sufre mucho 🙂

  2. Carlos he seguido algo tu blog porque lo encuentro interesantísimo , llegué acá a propósito de tus compatriotas que anduvieron en ese catamarán a vela, o trineo-cometa, viaje precioso para probar ese medio de transporte, y a ver si nos cuentas algo sobre los neutrinos que persigues , que no todo es maratón en esta vida!! jaja
    Las fotografías que has puesto, espectaculares! y únicas! Y se te agradecen, no lo dudes.
    Que estés bien y repongas fuerzas sin dolor.
    Besos desde Valdivia, Chile.

    1. Hola! Un saludo para Chile! Fue una pasada tener por aqui a la expedicion del catamaran polar. Este verano ha sido muy, muy intenso, incluidos dos maratones en 3 semanas je,je. Pero en 3 semanas se va el ultimo avion y esto quedara mas tranquilo, asi que espero a partir de entonces empezar a hablar mas de neutrinos 🙂
      besos!

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